Ascenso A River le cuesta el final Insólito. Perdía 1-0 de entrada, lo dio vuelta con un gol de Cavenaghi de tiro libre y un cabezazo de Villalva, merecía la goleada... Pero en el último minuto, le empataron y perdió la punta. La semana que viene, Central. En ese débil derechazo de Hernán Zanni, que marcó la inesperada igualdad ante Guillermo Brown de Puerto Madryn, los corazones riverplatenses viajaron exactamente un año hacia atrás. Tras el sorpresivo empate, hubo un silencio total en el Monumental que segundos antes disfrutaba de la punta y se ilusionaba con el ascenso que parecía más cerca que nunca. Pero ese silencio abrumador, sólo comparable con el que se generó tras el blopper de Juan Pablo Carrizo en el igual de insólito empate ante San Lorenzo del Clausura pasado, tapó cualquier otro sentimiento de optimismo. Los rostros, los gestos, los ánimos eran una repetición de lo que se había visto en mayo del año pasado, cuando el Millonario peleaba por mantenerse en la élite del fútbol argentino y no bajar a los infiernos de la B Nacional. Este River de Matías Almeyda no pelea contra el fantasma del descenso, como le tocó al de Juan José López. Este equipo pelea contra el masoquismo: parece haber adoptado la autoflagelación como método de recreo, porque sino parece difícil explicar cómo se le pueden haber escapado otra vez dos puntos que ya tenía en el bolsillo. Le había pasado hace tres semanas, en Mar del Plata, ante Aldosivi, cuando había superado a un rival que ya estaba totalmente vencido, no lo liquidó y terminó pagándolo muy caro. Ayer volvió a sufrir lo mismo: primero dio una muestra de estirpe dando vuelta el resultado con ese cabezazo de Villalva a 15 del final, jugó mejor que los sureños, pero cuando el partido parecía terminado le entregó a los de Madryn un empate que quedará en la historia de los libros del fútbol argentino. En alguna de esas páginas dirá que un equipo que se llama Guillermo Brown le arrancó un empate en el mítico Monumental. Resulta imposible buscarle otra explicación a que River haya sido aplastante ante Instituto hace un mes, que haya dado vuelta con contundencia el partido de la semana pasada en Tucumán, pero que a la vez regale puntos que ya tenía ganados y que no hacen más que complicar el ascenso, esa obligación que se posterga y que a falta de cuatro fechas no se ve tan nítida en el horizonte. No hay vuelta: si el masoquismo es la complacencia en sentirse maltratado, River es masoquista. Hasta ahora, a lo largo de esta temporada, necesitó sentir la adrenalina del peligro para despertarse, como ante Instituto, como ante Central la rueda pasada, como en tantos otros partidos que terminó resolviendo el partido en el final cuando la angustia empezaba a asomar. Ese es el único consuelo para ese hincha que exigió que la semana que viene en Rosario hay que ganar: este equipo demostró que le gusta estar al borde del precipicio, pero en los momentos límites respondió. Esta vez, asomó demasiado la cabeza al precipicio, que ahora ya se sabe dónde queda: en el Gigante de Arroyito. Ahí, será donde a cuatro fechas del final enfrente al líder Central y se sabrá si, como los verdaderos masoquistas, todo lo sufrido termina representando un goce mayor. < La última recta 68 puntos tiene Central. Le falta: 35ª) River (L) 36ª) Patronato (V) 37ª) Chacarita (L) 38ª) Desamparados (V) 66 puntos tiene River. Le falta: 35ª) Central (V) 36ª) Boca Unidos (L) 37ª) Patronato (V) 38ª) Almirante Brown (L) 63 puntos tiene Instituto. Le falta: 34ª) Alte. Brown (L) 35ª) Indep’te Rivadavia (V) 36ª) Quilmes (L) 37ª) Deportivo Merlo (V) 38ª) Ferro (L)
Fuente: Tiempo Argentino
Domingo, 20 de mayo de 2012
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