Boxeo “Es el sueño del pibe” Maravilla Martínez sostiene que hizo un “combate perfecto” ante Macklin y, tras retener el cinturón en el Madison Square Garden, va por más: “Quiero el título de Chávez.”
Aquién no le gustaría estar hoy en mi lugar? Más allá de algún dolorcito físico, esto es increíble. Estoy llegando a sitios que conocía sólo por saber quiénes estuvieron allí. Es el sueño del pibe.” Una mano en el teléfono para atender a Tiempo Argentino; la otra sosteniendo una valija, mientras desciende de su vuelo en el aeropuerto de Los Ángeles. “No me trates de usted. Aquí estoy contigo…”, pide, cordial, Sergio “Maravilla” Martínez, la voz intacta después de los golpes, de darlos y recibirlos, que lo coronaron en el mítico Theater at Madison Square Garden. La imagen del pómulo del inglés Matthew Macklin ya recorrió el mundo. Y Martínez lo sabe: su nocaut técnico, antes de comenzar el duodécimo round con el que retuvo el título de Diamante mediano del Consejo Mundial de Boxeo, pasó a la historia. –¿Cómo es este día después? –Uff el día después... La noche fue larga porque llegamos con el equipo al hotel y estuvimos hasta altísimas horas en mi cuarto charlando. Luego a las siete de la mañana me pasaron a buscar para ir al aeropuerto, así que todavía no empezó el día. –Fuiste dominador de la pelea, pero se te vio de menor a mayor. ¿Qué balance hacés de la noche? –El combate fue perfecto, salió tal cual lo habíamos planificado. Habíamos calculado que iban a ser unos seis o siete rounds parejos y que a partir del octavo iba a trabajar en el ataque, y así fue. Era la estrategia. Ahora algunos dicen que Martínez perdió los primeros rounds pero que digan lo que quieran; mientras yo gane el combate, lo importante es el resultado final. Saber sobrellevar un combate tiene que ver con la madurez y la experiencia del boxeador, y eso se sintió. –¿De dónde creés que viene la crítica? –Los que dicen eso es porque no saben. Hay veces que cuando alguien no sabe, habla más de la cuenta y ellos separan el combate por partes como si no fuera un todo de 12 rounds. ¿De qué me sirve ganar 1- 0 el primero o el segundo, si en el octavo o en el décimo pierdo? Yo dejo que hablen, mejor, que no se aviven. –¿Estás pasando por el mejor momento de tu carrera? –Sí, sin dudas, y ya pienso en los próximos combates, pero todavía no hay nada confirmado y no puedo decir nada. –¿Pero tu objetivo es ir por Julio Chávez (campeón mediano del CMB) y después pensar en Floyd Mayweather y Manny Pacquiao? –Quiero un combate con Chávez por el título que tiene, no por él. Y después, paso a paso: una vez que tenga el título de Chávez hablamos de otros. Porque la pelea con él es una negociación complicada, muy delicada por las condiciones que pone. –¿Económicas? –De todo tipo: desde el peso, lo económico y otras que por este momento no convienen hablar, pero mi única condición es que Chávez tenga control antidóping. Como yo, por supuesto. Que se haga como en las Olimpíadas. –¿Qué te provoca saber las expectativas que se generaron en el país a partir de tu pelea? –La verdad es que lo de la Argentina fue espectacular, incluso la gente que estuvo acá en el combate también. No fueron poquitos y no me quiero imaginar en Argentina lo que se vivió. Tengo miles de mensajes de gente que no conozco. Es muy bonito y quiero ir dentro de un mes y medio al país. –Rompés con el modelo de boxeador, te igualan con figuras argentinas como Messi y Ginóbili y ya se te señala como uno de los mejores de la historia. ¿Qué se siente? –En el boxeo hay muchos preconceptos, pero es normal. Quizás, yo charlando, cito a Shakespeare y no es algo común en el boxeo porque hay muchos brutos o más que brutos, hay malos ejemplos; es una lástima. No cuesta nada agarrar un libro y leer un poco. Y la verdad es que estoy orgulloso de las comparaciones, pero me lo tomo con calma. Sólo me motivan para seguir trabajando de la misma manera.<
Fuente: Tiempo Argentino
Lunes, 19 de marzo de 2012
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