Bolivia Evo Morales comienza su séptimo año en el poder aquejado por los conflictos En un duro contexto interno, el presidente de Bolivia celebra el domingo un nuevo aniversario de su llegada al Gobierno. Con su popularidad en descenso y variados problemas sociales, busca darle un nuevo impulso a su mandato Evo Morales llegó al poder el 22 enero de 2006, tras vencer las elecciones generales con el 54% de los votos, y comenzó su segundo período en 2010, tras ganar los comicios con el 64% y arrasar a una oposición de derecha debilitada y dividida.
Desde que arribó al Gobierno, Morales imprimió una política de corte indígena y nacionalista, frenó toda labor opositora, y se rodeó de sindicatos de obreros y campesinos y la clase media. En el ámbito externo estrechó lazos políticos y económicos con Venezuela, Cuba e Irán, enconados rivales de Estados Unidos.
Sin embargo, en el último año, Morales, el primer aymara en llegar a la Presidencia desde la fundación de Bolivia en 1825, comenzó a sufrir un fuerte descenso. "El gobierno ahora está debilitado, sin claro apoyo popular, con muchos conflictos sociales, con sectores sociales que lo apoyaban, pero ahora lo han abandonado", detalló el investigador Carlos Cordero, profesor de la universidad estatal UMSA de La Paz.
Para el analista, el frustrado intento de Morales de elevar de manera drástica el precio de la gasolina en diciembre de 2010 y de reprimir violentamente en septiembre pasado una marcha de nativos, han afectado su imagen.
Un último sondeo de la encuestadora privada Ipsos, publicado en diciembre pasado, reveló que la aprobación ciudadana al presidente Morales está en 35%, cuando un año antes el gobierno se ufanaba de tener amplio apoyo popular que estaba al menos al doble de esa cifra.
Para Cordero, ese rechazo ciudadano también se evidenció en la elección de septiembre del año pasado, cuando por primera vez en Bolivia se eligieron autoridades judiciales por voto popular. Entonces, los votos nulos y blancos sumaron un 60%, frente a un 40% de votos válidos, a pesar de que Morales puso todo su prestigio en juego para apoyar públicamente el proceso electoral.
"Vemos a un gobierno que tiene conflictos con sectores que antes lo apoyaban, como los indígenas, vemos un gobierno internamente fracturado por divisiones y evidentemente debilitado", señaló por su parte el sociólogo Jorge Lazarte.
Este analista también considera que la eficiencia del aparato estatal ha sido "el talón de Aquiles del gobierno de Morales". Según Lazarte, "no estuvo en la mente del gobierno hacer gestión pública, sino hacer un cambio político" para terminar con lo que el mandatario definió como directrices neoliberales de las anteriores administraciones.
Frente a las críticas, Morales defendió este sábado, en un acto público realizado en el poblado preincaico de Tiwanaku, a 71 km al oeste de La Paz, los logros de su gestión que, según él, "son irreversibles".
"Seguramente ha habido desaciertos, equivocaciones, podemos cometer errores, pero jamás va a haber traiciones a la lucha del pueblo boliviano, digan lo que digan los vendepatrias, hagan lo que hagan los neoliberales", afirmó Morales.
"Que nos ataquen desde algunos medios de comunicación, no importa, porque hablan y hablan y nadie les cree", señaló el mandatario, quien nacionalizó, durante su gestión, la riqueza petrolera, empresas de hidrocarburos, de telecomunicaciones y eléctricas.
Morales, al comenzar 2012, tiene que sofocar dos conflictos sociales de magnitud. Por un lado, enfrenta una huelga civil en el departamento gasífero de Tarija, que reclama por las regalías que genera un campo de gas operado por la hispano argentina Repsol-YPFB.
Por otro, en el departamento de Santa Cruz, indios guaraníes exigen indemnizaciones por el uso de suelo en los predios donde el gobierno encomendó a la firma privada Astra Evangelista construir una planta clave separadora de líquidos de gas, para terminar con las importaciones de gasolina y gas licuado de petróleo.
Fuente: AFP Infobae
Domingo, 22 de enero de 2012
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