Brasil San Pablo lucha contra "cracolandia" Las autoridades brasileñas lanzaron una ambiciosa operación contra el tráfico de drogas en el centro de la ciudad, donde la venta y el consumo de crack en la calle condenan a la inseguridad Conocida popularmente como "cracolandia", el área tiene un perímetro difuso y se extiende por varias calles de los barrios de Santa Cecilia, Bom Retiro y República, todos ellos ubicados en el distrito centro de Sao Paulo.
En esa zona, los adictos al crack ocupan edificios abandonados, levantan villas miseria o tugurios cerca de edificios emblemáticos como la terminal de tren Julio Prestes o la Estación Pinacoteca, espacio de arte contemporáneo que ocupa una antigua sede del Departamento de Orden Política y Social, el organismo de represión del régimen militar brasileño (1964-1985).
"La acción estaba planeada desde hacía mucho tiempo. Pero llega ahora porque la situación es intolerable", dijo a Efe el coordinador general de atención de drogas de la Municipalidad de Sao Paulo, José Florentino.
El dispositivo, iniciado el pasado día 3 y sin fecha de cierre, se enmarca en un plan amplio de acciones que las autoridades llevan a cabo en el área desde hace varios años, pero que hasta la fecha no ha recuperado un espacio inseguro y donde la falta de higiene forma parte del paisaje urbano.
La Policía Militar en coordinación con las autoridades municipales y regionales de Sao Paulo, ha desplegado 100 efectivos que patrullan las calles 24 horas al día e interrogan, identifican y registran a sospechosos de tráfico de estupefacientes.
La operación busca inhibir el tráfico de drogas y otros delitos, favorecer una acción más segura y eficaz de los servicios de limpieza, así como permitir la actuación de los trabajadores sociales y del sistema de salud, explicó a Efe el coronel Wagner Rodrigues, portavoz del mando policial del distrito centro.
Según Rodrigues, se calcula que unas 400 personas adictas al crack están en situación de indigencia y viven entre basuras y en condiciones indignas en esa zona. Muchos de ellos sobrevivían entre los escombros de un caserón en ruinas, que ha sido desalojado, en la confluencia entre las calles Dino Bueno y Helvetia, donde se amontona la basura y el fuerte hedor obliga a los servicios de recogida a trabajar con máscaras.
Durante la operación, 14 fugitivos de la justicia, acusados de homicidio y tráfico de drogas, entre otros delitos, fueron detenidos. "La policía permanecerá en la zona el tiempo que sea necesario y hasta que la situación mejore", declaró.
El último boletín oficial sitúa en 860 el número de personas interceptadas por la policía, 137 por los servicios sanitarios y 73 por trabajadores sociales. Además, ya se han recogido 10 toneladas de basura.
Mientras José Florentino aseguró que la acción policial se está desarrollando de "forma respetuosa, sin ningún sadismo". "Son enfermos, requieren tratamiento", dijo el experto, quien agregó que en la actualidad disponen de 324 plazas para tratar a personas en situación de dependencia química.
Pero la acción también tiene detractores que señalan que se debe crear una red de atención integral que entienda la diversidad del colectivo de adictos y denuncian que los drogadictos huyen al detectar la presencia policial y se limitan a cambiar de zona constantemente.
Para Florentino, ese fenómeno puede tener consecuencias positivas ya que el dependiente se va a sentir cada vez más agotado por el constante nomadismo y asfixiado ante la dificultad para comprar drogas, hecho que facilitará la búsqueda voluntaria de ayuda. "Él (adicto) avanza en la petición de tratamiento, gana 90 días porque no se resiste al tratamiento", declaró Florentino.
"Cracolandia se acabó, ya no existe", dijo el experto sin ocultar su optimismo.
Sin embargo, viendo los estragos que el crack causa a sus consumidores y la preocupación con la que se siguen desplazando los vecinos parece que el trabajo no ha hecho más que empezar. Infobae.com
Domingo, 8 de enero de 2012
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