1 a 0 San Lorenzo consiguió un triunfo fundamental ante Tigre El Ciclón necesitaba ganar para calmar los ánimos y poder apagar las alarmas del incendio al menos unos días. Lo consiguió por 1 a 0 gracias al gol de Bianchi Arce al minuto de juego, que debió haber sido anulado por foul sobre Carlos Casteglione. El Matador de Victoria es un rival directo en la lucha por no descender.
“Para nosotros es como si jugáramos la final del mundo”, había relatado Madelón en la previa al partido entre San Lorenzo de Almagro y Tigre. También el flamante técnico hacía alusión al duelo de la última fecha del torneo ante San Martín con sus palabras. En Boedo son días tormentosos.
La temporada comenzó con una tensa calma que antecedió la tempestad. Allá por agosto, el Matador de Victoria se mostraba complicado con el descenso, 18 puntos por detrás del Ciclón, sin embargo los buenos resultados obtenidos por el elenco entrenado por Vasco Arruabarrena se potenciaron con la magra cosecha en Bajo Flores y así, los futbolistas del Conurbano lograron achicar la distancia a un margen insospechado en aquel entonces.
Así las cosas, el duelo en el Nuevo Gasómetro los encontró separados por seis unidades a falta de veintiuna fechas para el final. Una derrota de San Lorenzo hubiera desatado la euforia. El clima del estadio, en la previa, aterraba. El miedo estaba latente, sin embargo se disipó al minuto de juego.
Un tiro libre desde el sector izquierdo del ataque azulgrana (esta noche vestido de blanco), le permitió a Nicolás Bianchi Arce desatar la alegría, y la polémica. Con la pelota en el aire, el zaguero cometió una infracción sobre Cristian Casteglione, el defensor visitante perdió la marca y cayó al piso dejando la suerte de la jugada librada a la buena de Dios. Con su gol y el 1 a 0 parcial, la diferencia entre ambos equipos volvía a estirarse considerablemente, aunque nada definitivo.
A partir de entonces, lo planteado por los entrenadores quedó en la pizarra. La estrategia pasó a un segundo plano, empezaba a tomar partida el corazón. Tristemente, éste es un deporte disputado por los pies, la pelota y la cabeza. Exceso de garra genera situaciones como las de la noche en el Bajo Flores.
Demasiada rispidez y poca precisión. En medio de la lucha, los gladiadores dominaron el terreno y Tigre salió perdiendo. Román Martínez y Cachete Morales jamás pudieron asociarse para tocar en corto, costear tantas piernas en el medio resultó tarea harto difícil. En consecuencia, también perdió el fútbol. San Lorenzo se ocupó mayormente de alejar la redonda de su propio arco, con un pelotazo tras otro; nada de sutilezas, riesgos ni juego asociado.
Sólo en el final, con el ingreso de Leandro Atilio Romagnoli, el Ciclón ganó un poco de paciencia. Además, para estas alturas, la visita no le oponía resistencia alguna al dueño de casa. Perder por la mínima diferencia o por una goleada lo mismo le daba. Entonces buscó. Sin ideas claras, lógicamente no llegó a buen puerto.
La noche terminó en festejo azulgrana. Cómo se logró el 1 a 0 poco le importó a los fanáticos, jugadores ni cuerpo técnico. Necesitaban la tranquilidad de un triunfo y lo consiguieron. Los Matadores de Victoria, por el contrario, se retiraron del verde césped lamentándose no haber podido jugar. Saben que de haber podido hacerlo, seguramente el resultado final lejos habría estado del definitivo.
Martes, 6 de diciembre de 2011
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