Sociedad Alejandra Darín: "Uno siempre milita en algo, con su trabajo, con lo que piensa y dice” Alejandra Darín es actriz desde que tiene uso de razón, según relata, aunque cree que podría haber sido astronauta o cualquier otra cosa, porque “no importa lo que hagas o cuánta plata tengas, lo importante es saber quién sos”. Actualmente además dirige la Asociación Argentina de Actores, el gremio que los representa.
Habla rápido, toma café y posa distendida para las fotos. Tiene una simpatía natural y los ojos color azul marino iluminados por el brillo de una mirada sincera y transparente. Se sienta en la cabecera de una gran mesa ovalada en el salón de la Asociación Argentina de Actores, cerca de una ventana abierta para fumar. Está apurada porque al concluir la entrevista tiene la entrega de carnets a los nuevos socios del sindicato, en esa misma sala. “Es un trabajo duro pero yo estoy muy contenta”, cuenta en alusión a su rol como presidenta del gremio. El trato que tiene con sus compañeros es muy cercano y demuestra un gran entusiasmo por lo que hace. “No tengo mucha experiencia en política activa, partidaria, pero sí militante porque uno siempre milita en algo, con su trabajo, con lo que piensa, con lo que dice”. -¿Cómo es dirigir el sindicato de actores? -Es un gremio bastante particular, es chiquito pero a la vez tiene un eco interesante afuera. Es muy linda nuestra profesión, nuestro trabajo. Tenemos la posibilidad de llegar a la gente, de conmoverla. Otros trabajos son fundamentales para el engranaje de nuestro funcionamiento como sociedad pero los actores tenemos esa posibilidad. En esta dirigencia somos compañeros que venimos de diferentes realidades, de diferentes lugares. Somos personas muy distintas y en las reuniones estamos todos. Lo importante es juntarnos. Es una buena dirigencia, hay actores que trabajan como actores y aparte están pensando cómo mejorar la situación, entonces es una buena oportunidad para participar. -¿Cuándo empezó tu camino en la actuación? -Desde que tengo uso de razón. Me acuerdo que mi mamá me llevaba a los ensayos y a las funciones. Después en lo personal, el recuerdo más contundente y seguido, es de cuando tenía nueve años, que trabajaba en una novela que se llamaba “La selva es mujer”, que protagonizaban Leonor Manso y Víctor Hugo Vieyra, y tenían una hija que era yo. No fue el primer trabajo que hice, pero es el primer recuerdo con mayor cantidad de elementos. Era muy distinto a como se hace hoy televisión porque pasara lo que pasara, se hacia adentro del estudio. En la novela, la chica era de Misiones y parte de la historia transcurría en un muelle, y el muelle lo construían en el estudio de canal 13. Entonces era como jugar también. -¿Cuál fue el momento en el que tomaste la decisión de ser actriz? -A los 23 años me fui a vivir a Barcelona. Cuando volví, dos años después, decidí que quería ser actriz. Siempre creí que podía ser actriz pero también astronauta, si quería. Como soy geminiana me pasaron todas las profesiones por la cabeza. Iba y le decía a mi papá: “quiero ser veterinaria” y mi papá me explicaba lo maravilloso de ser veterinaria. Pero a los dos meses iba y le decía: “me encantan los animales pero lo pensé mejor y quiero ser psicóloga”, y mi papá me decía lo maravilloso de ser psicóloga. Me di cuenta que él confiaba en mí. Sabía que hiciera lo que hiciese lo iba a tratar de hacer bien. Con códigos, con honor, entonces no importaba lo que eligiera. Tengo ese convencimiento y fui educada así. Porque no importa cuanta plata tengas o lo que hagas, lo importante es saber quién sos. -¿Pensás que hay nuevos espacios que están ocupando las mujeres? -A mí me parece que es fantástico todo lo que te iguala en posibilidades. Respetar las mentes. Cada persona es persona más allá de la edad, del sexo, del trabajo que haga. Acá nos comimos mucho el yeso de afuera. Hay de todo. Hay que empezar a valorar a las personas por las personas que son. Lo que pasa es que de los miles de años que tenemos de historia, recién estamos empezando. Hay todavía una cosa muy solapada. Nosotros tuvimos la suerte de nacer en una época donde mujeres con mucha valentía, mucho coraje, se enfrentaron a cosas que son impensables para nosotros hoy. Hubo gente que se preocupó, incluso hombres. Pero no es que hoy es todo tan maravilloso. -Que nuestro país sea gobernado por una mujer, ¿cambia el imaginario? -Hace 60 años, sólo por ser mujer no podías decidir quiénes eran tus gobernantes porque eras un ciudadano de segunda. Por eso cuando hablan de Evita, por más que piensen como quieran, hay que callarse un poco la boca. Y Evita no fue la única. Ahora pasa lo mismo. Yo puedo no estar de acuerdo con la Presidenta, en muchísimas cosas, pero no tengo derecho a insultar a nadie. Y menos a una mina que es muy inteligente, muy capaz, y que está en un mundo de hombres, todavía, que es la política. Y no soy kirchnerista. No es que lo estoy diciendo por eso. Nosotros hemos vivido como pueblo cosas muy terribles y hoy por hoy los elementos más importantes son el diálogo y la reflexión. -¿Hay mujeres inspiradoras en tu vida? -Yo crecí en una familia en la que los tipos eran buenos mozos, inteligentes y muy simpáticos. Una familia donde los admirados eran los hombres, por lo tanto las mujeres éramos sacrificadas. Siempre privilegié ser una mujer inteligente, lo femenino siempre lo tenía atrás, porque lo masculino era más divertido. Yo tengo dos hijos, Fausto y Antonia. Cuando nació Antonia se inició otro camino para mí. Porque me di cuenta de que ella era “lo femenino”, así que para hacer un resumen ella es mi mujer inspiradora. También a partir de mi divorcio se abrió mucho mi mirada con las mujeres solas, desde lo aprendido, desde lo que me tocó vivir.
Fuente: Télam
Domingo, 16 de septiembre de 2012
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