RICARDO FORT La estrategia del escándalo Entre desesperado, indignado y ofendido, el empresario chocolatero arrancó su programa del fin de semana despotricando contra Marcelo Tinelli con gran dureza y evidente envidia. Mostró su vida de millonario en Buenos Aires y Miami a modo de reality, bailó en lo de Tinelli, fue jurado, y hasta hizo un casting ¡de novias! en el estudio de ShowMatch. Y una vez que su nombre empezó a replicar, no soportó no aparecer más en la pantalla. Ahora, usa como tribuna de escándalos su propio programa Fort Night Show, que va los sábados a las 20:30, por América. “Hay una mano negra que quiere hacerme mal. ¡Pero con Ricardo no pueden!” Arrancó así su último programa, en el que le dedicó un monólogo a Marcelo Tinelli por el desfile gay realizado el martes de la semana pasada. “La gente me dice que no hable del Cabezón. Pero él se la pasa copiándome y después el que lo copia soy yo”, expresó el conductor que entre las atracciones de su ciclo realiza concursos telefónicos con los televidentes. “¿Quién manejaba el programa el otro día? ¿Lo manejaba él o Martín Bossi?”, preguntó Fort al aire en una clara expresión de provocación. “Fue todo un programa de imitaciones”, disparó “¿A qué llegamos por el rating? Se puso los tacos. Se puso botas. Se puso peluca. Lo único que le falta es que se le corten la pollerita y desfile en tanga”, criticó. Si referirse al conductor de ShowMatch fue su propia estrategia de mantener cierta audiencia, la jugada no le salió como esperaba. En su tercera entrega alcanzó tan solo 3,1 puntos de rating, su medición más baja en lo que va del ciclo, muy alejada a los picos de diez que había logrado en su debut. Más tarde, intentando no ahogarse en lo que indicaba el minuto a minuto, Fort continuó su discurso en contra de Tinelli, mostrando un muñeco con peluca rubia que intentaba parecerse al animador de El Trece, y dijo: “Más loca que yo no hay nadie. A mí me costó cuatro años salir del closet, al Cabezón, 20”. Frente a su invitada Marina Calabró, continuó sus palabras. “Marcelo se hace el humilde y dice que sus vecinos se quejan por el ruido cuando vive en un piso único de 3 millones de dólares.” Y finalizó: "No habla porque es cagón. Piensa que todo el mundo le tiene miedo. No me hace falta él para vivir mi vida. Yo puedo vivir mi vida sin él: ¡Me cago en él!”.
Fuente: Tiempo argentino
Martes, 10 de julio de 2012
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