Sociedad ¿Está bien pegarle a un chico para educarlo?
Correctivo sí, correctivo no: la polémica está servida entre quienes están a favor de la palmada y sus detractores.
A la hora de educar a los niños muchos creen que una ligera cachetada o un chirlo a tiempo ahorran futuros disgustos. Sin embargo, la legislación europea condena duramente el castigo físico y ha sancionado a Francia recientemente por haberse reservado “el derecho a corregir” de los padres.
El máximo organismo de defensa de los derechos humanos de Europa condenó a Francia por no haber prohibido explícitamente los castigos corporales a los niños en su legislación. Según el Consejo de Europa, las leyes francesas "no son lo suficientemente claras y específicas", y van en contra de la Carta Europea de los Derechos Sociales. Pese a que prohíbe la violencia contra los niños, Francia reconoce el "derecho a corregir" de los padres.
Las asociaciones de médicos y pediatras franceses destacan el dictamen europeo: "Es una gran victoria la valoración del Consejo de Europa. Se tiene que inscribir en el Código Civil". "El castigo corporal no es un gesto educativo, no ayuda a la educación de los niños", comentó -en el otro extremo- la pediatra francesa Edwige Antier.
"Todos los trabajos, los estudios de psicología y pediatría muestran que el levantar la mano tiene efectos devastadores en la autoestima, en la capacidad cognitiva", afirmó la doctora francesa para quien habría que abolir todos los castigos corporales, incluso los tirones de orejas.
Sin embargo, según las últimas encuestas publicadas en los medios galos, un 80% de los franceses está en contra de la prohibición de esos leves castigos corporales ya que, a su juicio, minan la autoridad de los padres. E incluso antes de conocer el dictamen europeo, la ministra de Familia francesa, Laurence Rossignol, llamó a un "debate colectivo" sobre el valor de los castigos corporales en la educación infantil, algo que -matizó- "no debe estar consagrado en una ley".
"Para los padres abusivos tenemos el código penal. Para los que ocasionalmente recurren a los castigos temporales, tenemos que ayudarles a hacer las cosas de manera diferente y no desacreditarlos al decir que el juez se ocupará de ellos", afirmó la ministra.
Argentina forma parte de los siete países de América Latina que poseen una legislación que prohíbe este tipo de violencia contra los niños. El último en tomar esta medida ha sido Bolivia. Los anteriores fueron: Brasil, Honduras, Uruguay, Venezuela y Costa Rica.
El artículo 647 del nuevo Código Civil y Comercial argentino expresa: “Se prohíbe el castigo corporal en cualquiera de sus formas, los malos tratos y cualquier hecho que lesione o menoscabe física o psíquicamente a los niños o adolescentes. Los progenitores pueden solicitar el auxilio de los servicios de orientación a cargo de los organismos del Estado”.
Infonews consultó a la psicóloga clínica Gabriela Ferraiuolo, quien explicó que "el ejercicio de la soberanía sobre el hijo es cultural y no está aislado de lo político”.
“No podemos olvidar que la sociedad argentina vivió una cruenta dictadura militar que implementó la violencia desde el Estado marcando a varias generaciones, que no pueden disociar la autoridad de la violencia. El límite entre un correctivo severo y un abuso es muy delgado y subjetivo. ¿Quién mide cuál es ese límite?”, se pregunta Ferraiuolo.
La psicóloga aseguró que “los correctivos físicos suelen estar precedidos, en la mayoría de los casos, de advertencias verbales. La agresión física acompañada de la verbal siempre es mala porque ambas dejan marcas más profundas en la psiquis infantil y afectan el desarrollo cognitivo del niño.”
Ferraiuolo cree que lo que falla en la educación actual es el ejercicio de la autoridad: "la función materna o paterna, que no es una cuestión de género sino el lugar desde donde se trasmiten los valores, lo que está bien y lo que está mal. Los padres suelen equivocarse en el ejercicio este rol, pretenden ser amigos de sus hijos y eso no es lo que esperan los niños. Ellos necesitan los límites. Es más, los piden porque así se sienten protegidos, pero no es necesaria la violencia física para poner límites o ejercer la autoridad.”
El hogar es donde los niños tienen que sentirse más protegidos. Por eso, alegan los defensores de los derechos de la infancia, estas prácticas legitiman el ciclo de la violencia: "Si el niño tiene miedo en el seno de la familia, la posibilidad de que sea expuesto a violencia fuera de su casa, es más alta", sostiene la asesora de Unicef.
En tanto, para la especialista de Protección contra Violencia de la ONG Plan Internacional, Lyda Guarin, las bofetadas o los chirlos "les dan un mensaje equivocado" a los niños de que la violencia es una forma adecuada de relacionamiento. Que hay patrones de obediencia que están por encima de la convivencia... que el que tiene el poder es el que decide qué es apropiado o no".
"La autoridad es un ejercicio que no tiene que ver con la violencia. Los niños y niñas necesitan un referente seguro y la autoridad no es inadecuada. Un jefe no te pega y puede tener autoridad, explica Guarin.
Fuente: Infonews
Viernes, 6 de marzo de 2015
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