Festival de Mar del Plata Luciano Juncos y Gastón Bottaro van por el Astor de Oro con "La laguna" Los cineastas cordobeses Luciano Juncos y Gastón Bottaro entrarán mañana en la Competencia Oficial del 28vo. Festival de Cine de Mar del Plata con “La laguna”, una creación colectiva de un grupo de nueve estudiantes que narra una aventura de búsqueda personal protagonizada por Germán De Silva y Gustavo Almada.
Filmada íntegramente en las sierras de Córdoba, esta tesis final de un grupo de cineastas encabezados por Juncos y Bottaro -con quienes compartieron el costo de producción y conformaron el equipo técnico- se estrenará mañana a las 14 en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium, donde volverá a exhibirse a las 22, y el jueves próximo, a las 16.30.
“La laguna” es una aventura de búsqueda personal, en la que Mario -un hombre que escapa de la vida urbana- viaja a las sierras cordobesas en busca de una laguna de la cual se cree renueva el espíritu de quien la encuentre, pero debe aprender y aceptar las nuevas reglas que le imponen una geografía áspera y desconocida y el silencio y la parquedad del hombre que le hace de guía.
En diálogo con Télam, Juncos y Bottaro explicaron que “el protagonista, a lo largo del viaje, logra comprender que él es el único responsable de su vida, que de él depende estar bien o estar mal. La laguna es en definitiva el norte de esa persona y la pregunta es: ¿No habrá existido ese norte siempre en su interior?”
-¿Cuál fue el origen de este viaje? -Esta película surge como nuestro trabajo final de la carrera de cine de la Escuela La Metro en Córdoba. Me refiero al magnífico grupo que trabajó durante casi tres años y aún lo sigue haciendo, absolutamente ad honoren y que además financió este filme. Este equipo también se vio obligado a vivir el viaje que el protagonista experimenta. Esa idea de vivir el viaje que en la ficción vive nuestro personaje fue muy seductora cuando pensamos en esta película.
-¿Qué los motivó a filmar una película sobre esta pequeña pero intensa aventura personal? -Hay una intención de mostrar las relaciones humanas, ese ida y vuelta, y la responsabilidad de una persona ante su vida, de estar bien o estar mal, de hacerse cargo. Hay una intención de hacer énfasis en la vuelta hacia lo natural, de mostrar el acto de viajar, el acto de compartir y de confiar. Cuestiones que concebimos como trascendentes más allá de un contexto, de una época o lugar.
-¿El personaje que interpreta Germán De Silva tiene su correlato en alguna persona de la realidad? ¿O en quién se inspiraron para delinear su personalidad? -El personaje tiene su correlato no en una sino en muchas personas reales. Su personalidad surge de la conjunción de todos esos rasgos y formas de ser. Con Germán delineamos cómo era el personaje y hasta detallamos con precisión su contexto, sus gustos, sus hábitos, sus manías, su profesión, su forma de vivir, su forma de pensar, su inclinación sexual, política y religiosa, y su experiencia hasta llegar al borde del colapso y recurrir a este lugar lejano, en busca de una salida frente a su desesperación. Eso fue lo primero que le dimos a Germán, incluso antes de conocerlo, y eso era lo que nos interesaba que él pudiera demostrar de su personaje sin decirlo.
-¿Cómo fue el trabajo de puesta en escena, cómo establecieron el trabajo y la planificación, tratándose de una especie de road-movie serrana donde el terreno era tan difícil para los personajes como para ustedes? -Nos instalamos 15 días en la montaña, viajando y yendo a las distintas locaciones, lo que requería mucho esfuerzo físico y nos permitía vivir lo mismo que el personaje estaba viviendo. Además de permitirnos reducir costos, había otra cuestión muy importante: que los actores pudiesen instalarse en la montaña junto a nosotros, conversando constantemente, respirando la historia, metiéndose en los personajes, interactuando con ese entorno y viviendo en carne propia la historia de la ficción.
-Algo que llama la atención en la película es su capacidad de expresar y de narrar con muy pocos diálogos, ¿de qué manera estructuraron el relato para aprovechar las posibilidades expresivas del silencio? -Siempre tuvimos la intención de decir más con menos. No nos interesaba hacer mucho uso de la palabra hablada, de hecho la intención era usarla lo menos posible. Eso significaba para nosotros un gran desafío, al igual que para los actores, con quienes nos preocupaba poder justificar los silencios. Por eso planteamos un diseño de sonido muy complejo, con una importante función expresiva, resaltando algunos sonidos que en realidad no se escucharían y silenciando otros que sí serían perceptibles.
-¿Hasta qué punto la película o el guión se fueron modificando sobre la marcha a causa del rodaje en sí mismo? -Previo al rodaje decidimos que no podría ocurrir nada para lo que no pudiésemos acomodar el guión y seguir adelante. Ese ejercicio sirvió para plantear alternativas y tener opciones que fueran funcionales a lo que se pretendía contar. El larguísimo y reiterativo trabajo de visitar las locaciones no fue menor y consideramos que fue una de las claves. Llegar con todo armado de la manera más clara posible, al menos nos dejaba tranquilos cuando pensábamos que el clima y la naturaleza se iban a imponer.
Fuente: Telam
Lunes, 18 de noviembre de 2013
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