Nuevo disco Abel Pintos: “Es la primera vez que hago el disco que quería” Después de los tres premios Gardel, siete teatros Opera y cinco Luna Park que logró con Sueño dorado, acaba de lanzar Abel, que ya es Triple Platino.
El agua le come los tobillos. Y a sus espaldas, las olas se detienen ante el impacto de una foto. Abel Pintos guarda entre sus dedos pedacitos de recuerdos: la arena del tiempo. En el horizonte hay una tormenta en blanco y negro, pero esa es otra historia. La imagen, que integra el libro de Abel –su reciente disco–, lo muestra en comunión con uno de sus máximos simbolismos: el mar. “Es algo tangible que me atraviesa, que siempre formó parte de mi vida. La palabra que me ayuda a hacer pie”, dice el músico antes de sentarse a hablar sobre la placa con la que ya alcanzó la categoría de Triple Platino.
Los números hablan por sí solos. De hecho, en el caso de Abel, cantan. Y dejan en claro que es, quizás, el artista que más creció en los últimos años. La obtención de tres premios Gardel por Sueño dorado –su disco/DVD anterior–, sumada a los siete teatros Ópera y los cinco Luna Park que llenó en el último año, lo ratifican. “Nada está perdido para el amor / podemos tratarnos bien / en el alma y en la piel”, entona en “Aquí te espero”, el single que se hizo video y que ya fue visto por más de un millón y medio de personas. Un tema que reconfirma su acercamiento al pop –y a la canción romántica– y que lo aleja del folklore tradicional. “Es la primera vez que logro hacer un disco exactamente como quería”, dice el artista de 29 años, con nueve placas en su haber.
–¿Por qué no te pasó con otros discos?
–Es que Sueño dorado fue un festejo y un balance de 15 años de carrera que me dejó la sensación de que todo lo que viniera sería el primer paso de un nuevo camino. Es el tramo que va a terminar de definir mi carácter dentro de la música. Como si todo lo que hice antes de Sueño dorado hubiera sido la adolescencia y ahora comenzara la adultez. Y que, de acá a un tiempo, se va a terminar de precisar, de una manera más “HD2”, mi estilo musical.
–¿Y qué es lo que dejás atrás en esta etapa de crecimiento?
–Cuando uno se independiza empieza a dar pasos más certeros. En tu casa tenés la posibilidad de dar cuatro pasos y arrepentirte de dos. Pero cuando te vas a vivir solo, cada noche que trasnoches va a tener sus consecuencias en el trabajo. Y sabés que si no trabajás, no podés comer. No dejo algo sino que lo modifico. Voy a seguir experimentando en la música porque esa siempre fue la premisa. La diferencia es que ahora será más a conciencia.
–Entonces, se viene un Abel Pintos más romántico.
–Este es un disco más visceral. Puede que sea más romántico por no haber abordado la metáfora y sí lo literal. Hay muchas formas de decir “te quiero”. Pero cuando decís “te quiero”, te convertís en un romántico. Podría haber elegido otras formas, pero salió así.
–En el disco hay una gran cuota de desamor. ¿Cuántas de esas historias te tienen como protagonista?
–Emocionalmente no viví ninguna de esas historias. El disco habla sobre aceptar. En todos los contextos busqué que el personaje principal aceptara algo. De manera que, luego de ese verso, la canción se convierta en otra. Porque siento que, cuando aceptamos cosas, logramos ver todo de otra manera. Y quería que la canción también generara eso, al menos, para el protagonista de la historia. Claro que todas mis canciones tienen autorreferencia, pero esos contextos en los que se desarrolla la canción no siempre son literales. Si Stephen King hubiera vivido todos sus relatos, estaríamos hablando de otra cosa.
–¿Por qué creés que la gente empatiza más con la fractura que con el amor?
–Porque todos estamos sufriendo un desamor con nosotros mismos. Creo que nos dimos cuenta de que estábamos haciendo foco en un mismo lugar y ahora entendimos que la cosa pasa por otro lado. Entonces, sufrimos un desamor todo el tiempo. Todo es más volátil. Aprendimos a encontrar en el amor, la libertad. Por lo tanto, las uniones son más significativas espiritualmente que socialmente.
A los trece años, Abel Pintos tuvo la oportunidad de presentarse tres veces en el escenario de la 38ª edición del Festival de Cosquín. Y al poco tiempo, apadrinado por León Gieco, lanzó Para cantar he nacido, su primer disco. De allí en adelante, su carrera nunca se detuvo. “Cada tanto pregunto qué podía haber sido / si tomaba otro rumbo y hacia otro destino”, canta en “De sólo vivir”, pero según sus palabras, el interrogante no tiene respuesta. “No me lo puedo imaginar, pero no quiere decir que no me lo pregunte. Son cuestiones inherentes al ser humano. Es por esas preguntas que existe la filosofía. La pregunta protagoniza mi vida. Sirve para decidir mi camino”, asegura el músico.
–¿Cuándo decidiste que esta sería tu carrera?
–Fue la primera decisión que tomé. Tenía 11 años y cuatro posibilidades: ser bombero, superhéroe, carnicero o músico. Y me di cuenta de que lo que me hacía feliz era la música.
–Tenías más herramientas.
–No tenía herramientas para ser superhéroe, pero para todo lo demás sí. Los bomberos estaban cerca de mi casa y tenía un amigo carnicero que me podía enseñar todos los cortes. Tenía más herramientas ahí que en la música. Por eso me pone muy contento cuando en la calle me dicen: “Me alegra porque trabajaste mucho”. Y es que soy un gran trabajador. No hay situación que me llame la atención en la que después no trabaje mentalmente. Qué, por qué, dónde. A todo le presto mucha atención.
–¿Cómo te llevás con los tradicionalistas del folklore?
–Me planteo muy poco los géneros. Pero cada tanto algunos me dicen: “Hiciste un disco menos folklórico”. Y mi respuesta es: “Sí”. Y punto. Es lo más honesto que puedo hacer. Si grabara una chacarera para luego hacer un pop, no sería honesto. Si no late como chacarera, no es. Hacer un género que estéticamente te sugiere una cosa y luego el mensaje de la canción te sugiere algo diferente, no me conmueve. No hay necesidad. Hace diez años que vivo en Capital. Y antes, viví en otras ciudades, pero nunca dejé de ser bahiense.
–¿Qué perdiste por estar tan dedicado a tu carrera?
–A la distancia veo que, en mi infancia, no hice muchas cosas que hicieron mis amigos. Pero en aquel momento no sentía que no las estaba haciendo. Hoy quiero terminar el secundario para cerrar un ciclo y estudiar la carrera de Letras. Lo necesito sentimental e intelectualmente. Por las giras nunca llegaba a la mesa de examen.
–¿Cómo son las giras hoy?
–Se parecen más a lo que alguna vez imaginé como giras. Siempre soñé con estar cinco de siete días tocando. Puede que ahora sean un poco más rockeras. Pasan muchas cosas conmovedoras.
–Entre tanto movimiento, ¿cómo estás al tanto de la actualidad?
–Más que nada por las personas que me rodean. Pido que en algún momento me cuenten. Y prefiero que me lo explique mi asistente, porque siento que es más probable que lo diga desde lo más objetivo. Con los diarios me pasa lo mismo que con las agendas, me sirven mucho, pero no sé cómo usarlas. Hay que saber leer un diario. Y yo nunca pude formar mi método.
–¿Te interesa la política?
–Como materia y como concepto. Nunca tuve una filiación política, pero cuando viajo me gusta ir tanto a los municipios radicales como a los peronistas. Me gusta ver sus cosas en común y sus diferencias. Y es que valoro mucho ser parte de una generación que sabe escuchar.
–Como decís en “De sólo vivir”, ¿fuiste sincero en voz alta?
–Sí, pero no pasa todo el tiempo. Por eso hago un disco cada cuatro años.
Viernes, 1 de noviembre de 2013
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