Sociedad Marcha de apoyo a jubilados: feroz represión desatada con más de cien detenidos y un herido de gravedad  Una represión policial feroz comenzó antes aún de que empezara la marcha por los jubilados a la que se sumaron hinchas de gran cantidad de clubes, de todas las edades, y familias enteras que fueron calificados de "barrabravas". Mientras la ministra Bullrich continuaba amenazando por televisión, un joven fotógrafo que recibió un impacto en la frente luchaba por su vida en el hospital Ramos Mejía, con daño cerebral grave. Fue una verdadera cacería.
Una avanzada policial desaforada, preparada y anunciada
El intento de detener una manifestación popular – que se preveía muy numerosa y con un protagonista novedoso, el hincha – a como dé lugar. Eso se vivió el miércoles por la tarde en los alrededores del Congreso, en un radio represivo que se extendió hasta la Plaza de Mayo, la calle Corrientes, la 9 de julio y adyacencias, durante varias horas desde antes y hasta después de anunciada la marcha.
El resultado fue un saldo de 150 detenidos – según contabilizó con orgullo la ministra Patricia Bullrich – y múltiples heridos, entre ellos una jubilada de 87 años con traumatismos tras haber recibido un chorro de gas a escasos metros y un joven fotógrafo herido de suma gravedad, llamado Pablo Grillo: al cierre de esta edición se informaba que había sufrido múltiples fracturas de cráneo y daño cerebral grave, según confirmaron a Página/12 fuentes oficiales.
Despectiva, inhumana, desinformada, la ministra se refirió al joven, cuyo caso ya era público por esas horas: “es un militante kirchnerista que hoy trabaja en la Municipalidad de Lanús con Julián Alvarez, está detenido”, informó a la población, mientras el joven estaba en el hospital Ramos Mejía luchando por su vida.
Las tremendas imágenes del momento en que la policía le tira al joven, desde corta distancia, un cartucho de gas lacrimógeno en plena frente – cuando este se había agachado para tomar una foto – ya circulaban para cuando la ministra lanzó la acusación que develaba inteligencia previa para obtener algunos datos de la víctima, aunque desinteligencia en la confusión de heridos y detenidos logrados.
“Ser militante es un orgullo, somos una familia de militantes. El era un militante y también era fotógrafo y estaba trabajando en forma independiente, porque siempre documenta en las marchas”, le respondió ante una consulta periodística, en la puerta del hospital, Fabián Grillo, el padre del fotógrafo herido. Mientras contaba que la médica le acababa de informar sobre lo grave del cuadro, concluía: “por una borracha hija de puta y un descerebrado que habla con un perro muerto, que mandan a matar, está corriendo peligro mi hijo”.
¿Adónde los llevaron?
Avanzada la noche todo seguía siendo confuso y también irregular alrededor de las condiciones de detención de las y los manifestantes: Circulaban por el centro porteño patrulleros con detenidos, hasta altas horas de la noche. Sin datos oficiales, las diferentes organizaciones llevaban listados propios con nombres de detenidos, pero las cifras que lograban obtener de la información obtenida en las distintas comisarías difería. El Ministerio de Seguridad porteño informaba 89 detenciones (solo por parte de sus fuerzas) pero algunas organizaciones llevaban registro de 103; 26 de ellas, mujeres.
Pasadas las 11 de la noche en el Centro de Monitoreo de la Policía de la Ciudad que está frente al Obelisco, había detenidos adentro de camionetas, otros en el piso detrás de una valla, otros eran trasladados pero las y los abogados no lograban obtener información sobre adónde los llevaban. Al grueso de esos detenidos, se calcula que unos 90, los llevaron a la comisaría 4ta de Parque Patricios, varones y mujeres.
Por la noche el dirigente social Juan Grabois también se acercó al Centro de Monitoreo, para pedir por los detenidos que quedaban allí. “¿Adónde los llevaron?”, era la pregunta que repetían los abogados e integrantes de organizaciones que se acercaban a buscar información que no obtenían de ninguna autoridad a cargo, y que en ocasiones aparecía consultando con colegas y reconstruyendo listados, comparando nombres y números de DNI.
“Este no, que es cura”
Una de las víctimas del operativo represivo fue el sacerdote Francisco “Paco” Olveira, que integra el grupo de Curas en opción por los pobres. En la zona del Congreso, mientras integrantes de la Policía Federal intentaban detener a un manifestante, el padre Paco intervino: “¡Soy el padre Paco, no se lo van a llevar! ¡Llevame a mí si querés!”, les gritó, enfundado en su camiseta de Boca. También recibió golpes y fue tirado al piso. “No estoy detenido, sí es cierto que en un momento quisieron llevarme, pero otro de la Policía dijo ‘este no, que es cura’, y se llevaron a Carlos Ávila, un monaguillo que estaba a mi lado cuidándome”, contó después el sacerdote.
“Estamos viviendo en una dictadura, esto no es democracia. No hay derecho a la protesta, lo único que saben es cagar a palos a la gente. Y como decía el Diego, ‘Hay que ser muy cagón para no estar al lado de los jubilados y jubiladas’, por eso estamos acá”, dijo ante la prensa.
El dirigente de ATE Capital Daniel “Tano” Catalano también estuvo a punto de ser detenido; permaneció demorado en el piso un largo rato, junto a una treintena de manifestantes que luego fueron liberados. “Ya estoy bien. Gracias a todos y a todas quienes se preocuparon y se solidarizaron. Seguimos teniendo compañeros de Ate Capital detenidos. Exigimos la inmediata liberación de todos ellos. Hoy la policía de Patricia Bullrich cruzó un límite”, escribió después.
Mientras la represión seguía en las calles, muchas horas después de dispersada la marcha, la ministra amenazaba por televisión: “Todas las caras de los que venían con las camisetas de los clubes las tenemos filmadas y les vamos a aplicar derecho de admisión (en las canchas). Además de figuras más duras que vamos a introducir en una denuncia penal. Ellos venían a tomar el Congreso. No son más de 40, 50 jubilados, después comenzó la izquierda, y ahora se sumaron todos estos grupos de la narco política, las barras bravas bancados por intendentes y concejales. Les vamos a hacer caer años y años de prisión por asociación ilícita, por pertenecer a una barra brava”.
Postales de terror
Las imágenes que dejó la marcha son elocuentes sobre lo que fue a buscar el gobierno con el inaudito despliegue represivo:
Un patrullero “entregado”, abandonado en plena calle y hasta con la puerta abierta, y ninguna fuera policial alrededor. Fue dado vuelta e incendiado; la foto ocupará tapas del día siguiente. Un policía que, a plena luz y en plena zona del Congreso, “plantaba” un arma arrojándola al piso. La imagen fue justo captada por las cámaras de C5N. La ministra y presentadores de noticias hablaban de “armas y armas tumberas, facas”, blandidas por los manifestantes. El grito de “¡Vengan zurdos!” desde un camión hidrante de la Policía de la Ciudad mientras avanzaba mojando gente para dispersarla. Fuerzas especiales recorriendo Plaza de Mayo en autos particulares, según denunció la diputada Victoria Montenegro. Una escalada represiva que a lo largo de la tarde dispersó la marcha, pero por la noche encendió cacerolazos en diferentes puntos de la ciudad.
Página 12
Jueves, 13 de marzo de 2025
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