Economía Alimentos: se profundiza la concentración del sector (impulsa inflación) Según un relevamiento, y a modo de ejemplo, tres empresas aglutinan el 91% de la producción de aceites. Advierten que esto produce “la exclusión de productores y, vía precios, la exclusión de muchos consumidores”.
La inflación se aceleró fuerte en febrero, impulsada por un dato alarmante: los alimentos aumentaron 7,5%, en lo que representó la cifra más alta de la serie que el INDEC inició en 2016. Si bien dicho incremento responde a diversas causas (entre las que se encuentra la suba en el precio internacional de los commodities), hay un aspecto que desde el Gobierno también siguen de cerca: la concentración del mercado en unas pocas empresas.
De hecho, a raíz de ello hace algunas semanas surgió el proyecto de crear una Empresa Nacional de Alimentos, que tendría por objetivo fijar precios de referencia y ayudar a los pequeños y medianos productores. Rafael Klejzer, Director Nacional de Políticas Integradoras del Ministerio de Desarrollo Social y uno de los impulsores de esta medida, sostuvo al respecto que esto “permitirá impulsar el rol activo del Estado, en cuanto a la planificación, regulación, control, producción, análisis de costos y comercialización de los alimentos, en un mercado que hoy está fuertemente concentrado y en manos de grandes corporaciones”. Así, señaló, será posible “generar un precio de referencia en los productos de consumo masivo”.
Al respecto, desde el Observatorio para el Desarrollo Provincial (ODeP), una ONG conformada por profesionales de distintas disciplinas que se desempeñan tanto en el sector público como privado, elaboraron un informe en el que graficaron con cifras la situación. Según su relevamiento, en el país tres empresas concentran el 91% de la producción de aceites; tres compañías el 85% de la producción de azúcar; sólo una es la responsable del 79% de la fabricación de fideos; dos empresas acaparan el 82% de la producción de harina; dos reúnen el 98% del total de las gaseosas; y sólo una concentra el 70% de la producción de leche.
“Este nivel de concentración no es producto de uno o dos años, es un proceso de décadas. Y que se da a nivel global. Se produce la concentración, tanto en la producción como en la comercialización. Y esto produce la exclusión de productores y, vía precios, la exclusión de muchos consumidores que ven imposibilitado el acceso a determinados alimentos. Y eso se ve reflejado en los indicadores de pobreza e indigencia”, explicó Javier Cernadas, uno de los autores del informe.
Mirada En la misma línea, meses atrás el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) realizó un informe en el que analizó la “concentración en la cadena de comercialización en la Argentina”. “La existencia de empresas con posiciones dominantes en sectores de consumo esencial no sólo se constituye como un importante condicionante para la determinación de los precios en las góndolas, sino para el conjunto de la cadena de producción y comercialización”, señaló el informe.
“Considerando la inflación como un fenómeno multicausal, la concentración no es su causa unívoca, pero sí puede ser un factor adicional muy determinante. No solo incide directamente en la formación del precio final que pagan las y los consumidores, sino que opera de manera indirecta sobre otros factores, como los márgenes de rentabilidad de los distintos eslabones de las cadenas productivas”, destacó otra parte del estudio.
A modo de ejemplo, el relevamiento del CEPA (con información referida al año 2016), indicó que el 74% de la facturación de los productos de las góndolas se correspondía a sólo veinte empresas.
Por otro lado, al analizar los distintos sectores, desde CEPA señalaron que en el período comprendido entre el 2016 y el 2019, tres firmas (Mastellone, Sancor y Danone) explicaron casi el 75% de la facturación del rubro lácteo. En cuanto al segmento de bebidas sin alcohol, tres empresas (Coca-Cola, ADA y Pepsico) se repartían el 85% de la facturación del sector. En el rubro productos refrigerados y congelados, tres firmas (BRF, Swift y Molinos Río de la Plata), se repartieron el 60% de la facturación total. En tanto, en aceites, las empresas Molinos Ríos de la Plata, Molinos Cañuelas y Aceitera General Deheza, explicaron el 90% de la facturación.
Al analizar el impacto de este tipo de concentración en los precios, Hernán Letcher, director del CEPA, señaló a Ámbito: “La estructura oligopólica ‘per se’ no implica que pueda existir un proceso inflacionario. De hecho, en otros países no necesariamente sucede esto. Lo que sí les permite esa estructura a los oligopolios es un fuerte margen para administrar quién gana y quién pierde, sobre todo en procesos de tensión de precios. Y eso, no sólo afecta al consumidor final vía incremento de precios, sino también hacia adentro de la cadena”.
En ese sentido, la aplicación de la Ley de Góndolas, que entre otros aspectos fomenta una distribución equitativa en las góndolas de los distintos proveedores, podría ser de utilidad. “Es una herramienta que genera un entorno de mayor competencia. Es buena, pero no hay que enamorarse de la Ley de Góndolas para resolver la problemática de tensión en los precios. La Ley de Góndolas hace que, por ejemplo, si una pyme quiere entrar en el mercado de los fideos, que es francamente oligopólico, y sabe que se lo van a poner escondido atrás, es difícil que prospere. Si le garantizan que tendría condiciones de competencia similar con el oligopolio, quizá hace la inversión y se mete en ese mercado”, concluyó Letcher.
Fuente: Ámbito
Jueves, 17 de marzo de 2022
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