Sociedad Habló la mujer de uno de los argentinos asesinados en un atentado en Nueva York Ana Evans se enteró por el llamado de Infobae de que este miércoles se conmemora el Día Internacional de las Víctimas del Terrorismo. "Hoy es el día de las víctimas del terrorismo pero nadie hace nada por nosotros" Entonces fue a buscar información a internet y allí descubrió que este es el segundo año que se celebra y que el 21 de agosto del año pasado, justo ese mismo día, sin saberlo, había posteado en Facebook una serie de fotos viejas de su compañero Hernán Mendoza, padre de sus tres hijos, y uno de los cinco argentinos asesinados durante el atentado que el uzbeko Sayfullo Saipov activó desde un camión en una ciclovía de Nueva York el 31 de octubre de 2017.
Desde aquella tarde demencial, Evans está muy atenta a las coincidencias. Las luminosas y las oscuras: la foto que Hernán le mandó desde el museo Guggenheim pocas horas antes de morir arrollado mientras pedaleaba, parado debajo de una escultura de un dragón hecha con restos de bicicleta, y la angustia de cada agosto: "Es un mes muy particular porque pasa el Día del Niño y porque el 29 cumpleaños de nuestro primer hijo, y eso me pone muy triste, se siente mucho la ausencia".
"Empezás a repasar, cuando nació mi primer hijo fue la primera vez que Hernán me regaló flores. O cuando le conté que estaba embarazada de Martín, repasás la historia y te da la alegría de haberlo vivido y la tristeza de que ya no esté para compartirlo. Viví y disfruté solo con él, y la intimidad de un hijo se entiende solamente con la otra mitad y es lo que no puedo hacer", se emociona.
Evans transita el camino hacia el segundo aniversario del atentado. Llora todos los días, quizá porque llegó el momento en que algunas cuestiones empiezan a sentirse después del vendaval que se desató en su vida, que pasó de ser la de una familia anónima de clase media que vive a las afueras de Rosario y se convirtió en muchas otras cosas. "Hay que aprender a recibir tanto cariño", repite ella, cuando quiere explicar la onda expansiva de las emociones posteriores a la tragedia.
"No me da lo mismo que exista este día. No sabía de su existencia pero me sensibiliza. Y también, en cierta forma, es ponerle un reconocimiento, o no sé cuál sería la palabra, a lo que yo siento. A mí me pasa en la cotidianidad, me saca de las cuatro paredes de mi casa. Este día hace que me estés llamando, que otras personas estén posteando algo, pero me da una tristeza enorme. Yo no veo que se haga algo", dice Evans, y su tono pasa de la congoja a cierto enojo o decepción.
—¿Qué querés decir con que no se hace nada?
—Se conmemora, se recuerda, se hacen homenajes. Pero nosotros nos debemos a la solidaridad de la gente, al cariño y el amor de las personas, al llamado, a las visitas de la gente común, al que sintió que le puede pasar a cualquiera. Después de eso no hay nada, no hay un Estado presente acompañando.
Ana dice que, salvo el acompañamiento de los gobiernos de Santa Fe y Rosario durante el acto que organizaron el 31 de octubre del año pasado ante el primer aniversario, ninguna oficina del Ejecutivo nacional se acercó jamás a ofrecer algún tipo de acompañamiento.
"Nunca recibimos ayuda económica, incluso las acciones judiciales en Estados Unidos son privadas. Cuando sucedió el atentado, hicieron lo que había que hacer. Pero una vez que trajimos los cuerpos y terminó el funeral, no hubo más nada", comenta, y agrega que tampoco hubo ningún llamado ni gesto ni ofrecimiento por parte del gobierno de Estados Unidos.
Con una capacidad reflexiva permanente, Ana Evans se pregunta: "Vivimos en un país con tantas necesidades y tantas cosas, que digo '¿corresponde o no que nos ayuden?', te hace dudar, y hay cosas que no puedo ver con claridad, me cuesta entender y ser parte de esta historia".
Entre las cosas que Evans no consigue comprender, la primera, la más profunda e importante y que la llena de vértigo y dolor y angustia, es por qué les tocó a Mendoza y a sus amigos; una pregunta que no tiene respuesta y probablemente no tenga sentido hacerse y a la vez es inevitable pronunciarla.
"Durante mucho tiempo tuve la sensación de que él va a volver. Me cuesta creer que haya muerto así, no lo puedo creer. No entiendo qué es el terrorismo. Muchas veces me preguntaron en relación al terrorista y a la pena de muerte y me cuesta mucho meterme a pensar. Sí te puedo decir que ellos buscan sembrar miedo. En mí sembraron tristeza, mucha, y dolor, angustia. No tengo terror, no tengo miedo, tengo añoranza", asegura.
Saipov, en tanto, enfrenta la pena de muerte, acusado de atropellar a ocho personas. Pesan sobre él 28 cargos, incluidos los ocho de asesinato, 18 de intento de homicidio y otros de terrorismo. Su atentado fue el ataque terrorista que más muertes causó en Nueva York desde el fatídico 11 de septiembre de 2001.
—¿Te sentís una víctima?
—La víctima es Hernán. Es él. Él murió, dejó su vida, esto le costó su vida. No me gusta usar la palabra 'víctima' para nosotros; lo digo pero no a modo de conversación. No me gusta victimizarme porque no está bueno. Somos sobrevivientes de la víctima.
La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar desde 2018 el 21 de agosto como Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, para honrar y apoyar a las víctimas y los sobrevivientes del terrorismo y "promover y proteger el goce pleno de sus derechos humanos y libertades fundamentales".
"Al proclamar un Día Internacional dedicado a las víctimas del terrorismo, la Asamblea General reconoce que la promoción y la protección de los derechos humanos y el Estado de derecho en el ámbito nacional; y los niveles internacionales son esenciales para prevenir y combatir el terrorismo", establece Naciones Unidas en su página web.
Evans considera que el atentado de Saipov, como cualquier ataque terrorista, "es un ataque a todos": "Está el sobreviviente que vio el horror, los que enterramos a los seres queridos, son pérdidas diferentes. Ni los chicos que sobrevivieron ni nosotras, las mujeres de los que murieron, somos las mismas personas. Lo que no voy a permitir es que me arrebaten mi vida ni la de mis hijos. Por eso la diferencia es la actitud que tomemos. Por eso hoy se debería usar esta jornada para reflexionar".
—¿Y qué opinás que hay que hacer con el terrorismo?
—No sé qué se hace con el terrorismo. ¿A quién le pido explicaciones? ¿A quién le pregunto? Me encantaría sentarme con alguien que me explique más algunas cosas del terrorismo, una autoridad. En Estados Unidos, ¿a quién le pido explicaciones? Nunca nadie se comunicó conmigo desde Estados Unidos. El Estado, ni allá ni acá, nos da las respuestas.
Fuente: Infobae
Miércoles, 21 de agosto de 2019
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