Deportes Federer, el genio del siglo XXI, volvió al número uno del mundo tras ganar su séptimo Wimbledon Hubo un Van Gogh, un Picasso, un Mozart. Y hay un Roger Federer. A esta altura de los acontecimientos a nadie debería sorprenderle que dentro de 100 años se considere al suizo como uno de los genios del siglo XXI.
Federer, ya considerado el mejor tenista de todos los tiempos, sumó un nuevo hito en su prolífica carrera.
El suizo ganó por séptima vez el abierto de tenis de Wimbledon, volvió al número uno del ranking mundial y se convirtió en el jugador que más tiempo estuvo en esa posición en toda la historia.
Federer llegó a la cima del ranking el 2 de febrero de 2004 y se mantuvo en esa posición durante 237 semanas consecutivas.
Durante ese período, el suizo fue el dueño absoluto del circuito y ganó casi todos los torneos de Grand Slam que disputó.
En 2008 llegó la era Nadal y fue entonces que pocos pensaban que el suizo podía retornar a la cima.
Pero un año después el suizo ya volvía a mirar a todos desde arriba y demostraba que tanto su tenis como su talento seguían intactos.
En 2010 Federer volvía a ceder el trono y entre el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic se encargaron de relegarlo al tercer lugar.
Y entonces sí, parecía imposible que el suizo alguna vez pudiera volver a situarse como el número uno.
El hombre de todos los records, de los 16 Grand Slam ganados, de los 33 cuartos de final consecutivos en los certámenes grandes, de los 75 títulos, el que había quebrado cualquier estadística, parecía condenado a quedarse en las 285 semanas como número uno del mundo, a sólo siete días del record del estadounidense Pete Sampras.
Su último título en torneos de Grand Slam había sido el de Australia en 2010 y en junio de ese año había cedido el primer lugar del ranking.
Pasaron dos años y Federer mantuvo su vigencia pero tanto Djokovic como Nadal coparon los títulos de los torneos más importantes.
Pero llegó nuevamente el abierto de Wimbledon, su torneo. Nadal tropezó con el desconocido checo Rosol.
Y el destino lo cruzó cara a cara con el número uno, Djokovic, en las semifinales. Si lo vencía y ganaba la final, la gloria era suya.
Y Federer lo hizo. A los 30 años, el suizo, que a esta altura ya juega contra la historia, volvió a la cima del ranking, y se convirtió en el tenista que más semanas se mantuvo como el mejor de todos.
Y porque no, en uno de los genios del siglo XXI.
Fuente: Télam
Lunes, 9 de julio de 2012
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