A 36 DÍAS DE LONDRES 2012 Salto contra el reloj GERMÁN CHIARAVIGLIO. Antes del 2 de julio tiene que lograr una marca de 5,60 para clasificarse para los Juegos. Sólo le quedan dos chances, ambas en San Pablo. Admite que le está costando más de lo que esperaba.
Tiene una carrera contra reloj. El 2 de julio la Confederación Argentina debe ratificar a los atletas argentinos inscriptos para la cita olímpica en Londres. Hasta esa fecha al garrochista Germán Chiaraviglio le quedan dos competencias en las que debe buscar la marca B de 5,60 metros para lograr la clasificación a los Juegos. Ambas serán en San Pablo: este sábado y el viernes 29 en el Trofeo Brasil, que es el campeonato nacional. Partió con la esperanza de lograrlo. Está enchufado, prendidísimo, pero no obsesionado. Su experiencia es el mejor remedio para los nervios. Lo suyo es saltar contra su propia carrera. El 19 de agosto de 2006, cuando tenía apenas 19 años, tuvo su mayor pico de rendimiento: saltó 5,71 en el Mundial Juvenil de Atletismo en Beijing y hasta hoy en día nunca pudo repetirlo. Su carrera desde ahí fue explosiva: era la promesa del atletismo argentino, se entrenó con Yelena Isinbayeva, Nº 1 en la disciplina, en Europa y llegó a Beijing 2008 con muchas expectativas. Su rendimiento estuvo lejos: se fue con tres saltos nulos. Luego una serie de lesiones, una importante en el pie, lo frenó: Chiaraviglio estuvo un año sin saltar pero se recuperó. En los Panamericanos de Guadalajara de 2011 saltó 5,50 metros y quedó cuarto y hace unas semanas se coronó campeón iberoamericano en Venezuela con una marca de 5,40 pero no le alcanzó para lograr la clasificación olímpica. Volvió a intentarlo el fin de semana pasado en un torneo en Santa Fe pero tampoco pudo. Sin embargo, él, a sus 25 años y a 36 días de Londres, no se desespera. “Hace dos meses estaba más perturbado o ansioso. Estaba enloquecido porque mis amigos, mi familia y los medios me preguntaban si iba a clasificar, cuánto me faltaba… Hasta que dije basta. Yo tengo que saltar para mí, no para el entorno. Tengo que hacer lo posible para disfrutarlo porque esto es lo que me gusta, nadie me obliga y quiero demostrarme que puedo, que estoy convencido de que es así”, dice, seguro.
–¿Te está costando más de lo que esperabas alcanzar la marca? –Sí, la verdad es que pensé que iba a estar en esta situación de estar definiendo si voy o no a Londres un poco antes, en abril o mayo pero tampoco la tenía tan fácil. Hacer 5,60 es una altura bastante importante a pesar de que yo la salté muchas veces pero se me hizo un poco complicado. De todos modos estoy muy bien, creo que estoy en condiciones de hacerlo y ojalá en alguna de estas competencias pueda resolverlo. –¿Sentís que tu historia es una fortaleza en este momento de ansiedad? –Seguro. Por ahí muchos me dicen “uh, es un garrón”, por todo lo que me pasó pero lo tomé como un aprendizaje. A veces esas cosas pasan en las carreras, pasas por lesiones, por momentos malos y por eso no tiene que ser un problema los Juegos Olímpicos. El problema era estar operado y estar 70 días con muletas. El problema era no saber si iba a volver a saltar con garrocha. Esos son problemas. –Igualmente estas luchando por estar en un Juego Olímpico… –Lógicamente me encantaría estar en Londres, voy hacer todo lo que dependa de mi, pero yo he pasado cosas peores entonces me parece que sobredimensionar o ponerse demasiado mal no tiene sentido. Además, más allá de lo que pase en estas dos semanas no empieza ni termina mi carrera. –¿En qué estas fallando? –Estoy muy bien físicamente pero técnicamente estoy teniendo algunos errores que por ahí son detalles pero que en saltos de esta altura influyen. Estoy llegando a la parte de la presentación, que sería donde clavo la garrocha en el cajón, descendiéndome, bloqueando un poco la entrada cuando tendría que atacar un poco más. Por eso me cuesta que el salto tenga profundidad.
Analiza tranquilo, pausado, se lo siente relajado. Su estado quizás es parte del trabajo que hace seis años viene haciendo con un psicólogo y lo recomienda. “Lo considero muy importante, no hay que estar loco para ir y menos un deportista que está bajo presión o soportando mucha ansiedad y exposición”, dice. En su receta, como en la de muchos atletas, también hay un lugarcito para el relax: fue a ver a River ante Patronato, asistió a la despedida del “Bichi” Fuertes y hasta se permitió un asado con sus compañeros de secundario antes de partir, antes de ir por el salto que lo lleve a su sueño olímpico.
Fuente: Tiempo argentino
Jueves, 21 de junio de 2012
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