Mundo Molenbeek, la localidad belga que desvela a Europa tras los ataques de París La localidad pertenece a la capital, Bruselas. Allí vivían varios de los responsables de los atentados que conmovieron al mundo el pasado viernes 13. La presencia de militares y policías encapuchados y decenas de periodistas transformó estas semana la comuna bruselense de Molenbeek-Saint-Jean, que ocupa el centro de la atención mundial porque allí vivían varios de los responsables de los ataques del viernes 13 de noviembre en París.
"Los actos de guerra del 13-N fueron decididos y planificados en Siria, organizados en Bélgica y perpetrados en nuestro suelo con complicidades francesas", subrayó el presidente francés, Francois Hollande, poco después de los ataques, que dejaron 130 muertos y más de 368 heridos.
En una nueva serie de allanamientos, esta madrugada la policía belga descubrió en Molenbeek productos químicos y explosivos, según varios diarios belgas.
Poco después, las autoridades elevaron al máximo el nivel de alerta en la capital europea y suspendieron parcialmente el servicio de transporte por la posibilidad de que se comentan atentados este fin de semana.
Molenbeek-Saint-Jean, que se ha convertido en los últimos años en cuna y punto de reunión de muchas redes de atacantes islamistas, es una de las 19 comunas de Bruselas, en el noroeste de la ciudad, y cuenta con cerca de 100.000 habitantes en sus 6 kilómetros cuadrados de superficie.
En apariencia, la localidad, más allá de que la enorme mayoría de los comercios y sus habitantes sean árabes, no parece un "nido de islamistas radicales", como se la ha llamado, algo que sus vecinos se esfuerzan en desmentir.
El primer ministro belga, Charles Michel, afirmó esta semana que "cada vez que hay un atentado con sello islamista existe un vínculo con Molenbeek" Librerías islamistas, carnicerías halal, salones de té de distintos países del norte africano, tiendas de telas de Pakistan, negocios de comida rápida del Líbano, Armenia o Turquía, pero también un 'bistro' o una pizzería cohabitan en las concurridas calles de Molenbeek.
No obstante, toda Europa se pregunta cómo es posible que esta comuna situada a tan solo 3 kilómetros de la sede de la Comisión Europea haya podido exportar tantos islamistas radicales en 20 años.
El primer ministro belga, Charles Michel, afirmó esta semana que "cada vez que hay un atentado con sello islamista existe un vínculo con Molenbeek".
Desde los asesinos del comandante afgano que enfrentaba a los talibanes Ahmad Sha Masud, en 2001, hasta el atentado del Museo Judío en Bruselas en 2014 o la toma de rehenes en el supermercado judío en París tras el atentado a Charlie Hebdo, el ataque en el tren Thalys que unía Amsterdam y París y la serie de atentados en la capital francesa del 13 N este año.
A pesar de que muchos prefieren no hablar, otros discreparon con el premier belga.
"No es para tanto, ahora la comuna está mejor. Hace unos años esto era un enjambre de islamistas radicales. Ahora hay bares donde se puede tomar alcohol", comentó, por su parte, Nabil, belga argelino de 64 años.
"Molenbeek no es lo que ustedes creen. El futuro de Bruselas está en la juventud, a pesar de todos los problemas que no podemos desatender", subrayó Zufri Mustapha, presidente de un centro para jóvenes de la localidad.
El barrio se encuentra cercado por el canal de Midi y un barrio residencial acomodado, lindante con la gran mezquita al-Khalil, las más importante de Bruselas.
De un lado del casi desconocido canal, comienza la zona céntrica y comercial de Bruselas, un barrio lleno de vida y repleto de restaurantes y cervecerías. Del otro, el deprimido Molenbeek.
"Periodistas, fotógrafos y sus cámaras, vayan todos a la m...", lanzó un grupo de adolescentes al intentar ser consultados al ingresar a la localidad.
La enorme mayoría de las mujeres de Molenbeek porta un hiyab o shaylas, los velos o pañuelos islámicos que cubren la cabellera y que muchas mujeres árabes lo utilizan como un símbolo de su identidad.
Sin embargo, no hay mujeres cubiertas con burqa ni con niqab, las dos prendas que tapan la totalidad del cuerpo -incluida las manos- y solo dejan visibles los ojos.
Desde principios del siglo XIX hasta la década de 1960, Molenbeek se nutrió de la inmigración, principalmente de flamencos, franceses, españoles e italianos.
"Hay 24 mezquitas y unos 50 salones de plegaria privados, instaladas en los departamentos o los sótanos" En 1964, un acuerdo del reino belga con Marruecos derivó en una inmigración masiva de marroquíes que cambió la cara de esta localidad, otrora el polo industrial principal del país.
"Algunos reclutadores del EI aparecen los viernes, pero aquí no tienen lugar. Están muy bien preparados, llegan con su mensaje y propaganda y eso penetra fácilmente en la cabeza de algunos jóvenes no tan despiertos. En tres meses un joven puede radicalizarse y partir a Siria o Irak", le dijo Jamal Habbachich, director de la mezquita Attadamoune, a Télam.
El teólogo criticó con dureza a los políticos locales y nacionales, especialmente por haber abierto en la década de 1980 la llegada a los predicadores llegados de Arabia Saudita y de otros países del Golfo Pérsico o permitir a los integristas presentarse a las elecciones locales.
"Alertamos a las autoridades de que debían intervenir hace mas de 20 años, pero nos escucharon sin decir ni una palabra. El electorado musulmán no tiene peso en un país tan dividido", agregó Habbachich.
En la plaza principal de Molenbeek, frente a la Alcaldía, los medios del mundo instalaron sus camionetas con antenas satelitales junto a la comisaría central para enfocar la casa del habitante más célebre de Molenbeek: Abdelhamid Abaaoud.
Considerado el cerebro de los atentados de París, el belga Abaaoud, murió el miércoles en una operación policial en Saint Denis, al norte de la capital francesa.
Del otro lado de la plaza, frente a la "Maison comunnale" (intendencia) de Molenbeek, vivía Ibrahin Abdeslam, quien el viernes por la noche junto a otros tres cómplices tomó por asalto la sala de conciertos Le Bataclan y se inmoló al hacer estallar su cinturón bomba.
Su hermano Salah se encuentra prófugo y es sospechado de haber participado de los ataques. Los tres habían sido condenado por delito menores, relacionados a las drogas y robos, por la policía en el pasado.
Bruselas afirma que en Molenbeek hay cuatro mezquitas, cuyos imanes son pagados por el Estado. Sin embargo, con solo una recorrida por el barrio esa cifra pasa a ser irreal.
"Hay 24 mezquitas y unos 50 salones de plegaria privados, instaladas en los departamentos o los sótanos", confió Khalid Didouan, de la librería islámica Al-Iltraen, la popular rue Ribacourt.
"Es difícil saber que pasó por la cabeza de esos jóvenes, acá la religión es un tabú, la mayoría prefiere no hablar de laradicalización islamista", añadió.
"Esta comuna tan diversa se transformó en tierra fértil para los terroristas por las dificultades sociales y educativas que se viven aquí, por el desempleo (cerca del 40%, contra 8.5% de media nacional, según datos de abril), por las viviendas tan pequeñas para familias numerosas, etc.", analizó Didouan.
Y prosiguió: "Hay múltiples razones, pero muchos jóvenes ven a sus padres como sometidos a un sistema que los oprime y pretenden vengarlo de esta forma, pero no son musulmanes; si lo leyeron no entendieron el Corán. Son brutos y se fanatizan con lo que hacen unos bárbaros que encima los usan para matarnos a nosotros".
Fuente: INFOnews
Sábado, 21 de noviembre de 2015
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