Datos del Ministerio de Trabajo Estiman una incipiente "estabilización" en el empleo asalariado privado
En base a los registros del SIPA, la cantidad de "asalariados del sector privado" se redujo en mayo un 0,1%, una contracción significativamente menor a la observada en abril (-1,7%). Destacan las políticas del Gobierno para mitigar el impacto de la pandemia.
La pandemia golpeó de lleno a la actividad económica argentina, lo que repercutió directamente en el nivel de empleo. Tal es así que, según el informe de Evolución del Trabajo Registrado del Ministerio de Trabajo en base a los registros del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en mayo el número de empleados registrados se redujo un 3,4% con relación al mismo mes del año anterior. Lo que representa unos 409.000 trabajadores menos (300.000 de ellos desde la llegada del coronavirus). De todas formas, según destaca el estudio, “en los meses de mayo y junio se advierten señales de una incipiente estabilización del empleo asalariado registrado en empresas privadas”. El fenómeno, sostiene, responde a “la rápida reacción del sistema productivo que incrementó las contrataciones de personal como resultado de la flexibilización de las medidas de aislamiento y la restricción a la producción”.
Según el Ministerio de Trabajo, la contracción del empleo asalariado privado en el país “es bastante menor al verificado en otros países del mundo” y lo vincula con las medidas implementadas por el Gobierno para mitigar los efectos de la pandemia. En ese contexto, el informe destacó que en mayo hubo 92.000 trabajadores registrados menos con relación a abril (-0,8%). De ese total, “la cantidad de asalariados del sector privado se redujo en casi 6.000 (-0,1%), una caída inferior al -1,7% registrado en abril”, sostuvo el estudio.
“El momento más agudo de caída del empleo debido a la pandemia parece haber quedado atrás”, analizó un informe del área Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (Cetyd), de la Universidad de San Martín, que indicó que “durante mayo, la contracción del empleo asalariado se moderó significativamente respecto de lo sucedido en marzo y abril; en junio, la tendencia parece haber continuado”. En ese marco, sostuvo que la reducción de asalariados en mayo es “una cifra que contrasta con la baja de 102.000 empleos que había tenido lugar en abril y los 41.000 de marzo”. “Indudablemente, las políticas públicas destinadas a mitigar el impacto de la pandemia sobre el trabajo lograron reducir los daños”, señaló la Unsam, que remarcó: “En esta crítica coyuntura, el Estado sostuvo los salarios de uno de cada tres trabajadores formales a través del programa ATP”.
En tanto, según el informe del Ministerio que encabeza Claudio Moroni, “la categoría que explicó principalmente la caída registrada durante mayo fue el monotributo, con casi 70.000 trabajadores menos, (-4,5%)”. “La cantidades de trabajadores autónomos (-6.600, -1,7%) y de asalariados de casas particulares (-9.600, -2%) aportaron a la caídas en menor medida”, señaló el estudio. El empleo asalariado del sector público, en tanto, también se contrajo (-5.300 empleos, -0,2%) y la única categoría que creció fue el monotributo social (+5.300, 1,5%).
Las cifras difundidas por el Ministerio de Trabajo se asemejan con las proyecciones realizadas por el Observatorio de la Deuda Social (ODSA), de la UCA, sobre el impacto que el covid-19 tuvo en el empleo. “El ODSA-UCA estima que sólo un tercio de los trabajadores que perdieron su trabajo habrían tenido como fuente de empleo un trabajo formal, sea de tipo asalariado, monotributista o autónomo (300.000). La mayoría de los desocupados a raíz del coronavirus, más de 650.000 trabajadores, habrían sido trabajadores informales: cuenta propia no profesionales, trabajadores eventuales y empleos asalariados no registrados de pequeños y mediados emprendimientos”, señalaron desde la universidad.
“Si consideramos a toda la gente que perdió su empleo y quedó desocupada, estimamos que la cifra ronda entre 900.000 y 950.000 personas, desde febrero hasta principio de junio. Coincidimos que hubo 300.000 empleos formales perdidos”, sostuvo a Ámbito, Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, quien agregó: “Estamos hablando de mayo y junio, momentos muy críticos de la cuarentena. Luego, empezó a abrirse un poco y es posible que la tendencia esté cambiando. Pero no para sectores críticos: es posible que haya aumentado el desempleo por el cierre de establecimientos. Es posible que desde el punto de vista del empleo formal, la situación se agrave, porque si no hay reactivación en comercio, turismo, construcción, por ejemplo, será complicado que se recupere. Cuando haya reactivación, una parte quedará afuera”. De todas formas, en un análisis cualitativo, Salvia sostuvo: “A nuestro juicio, el saldo es muy grave, pero podría haber sido peor”.
Uno de los vectores que influyeron para evitar un escenario aún peor, coinciden analistas, fueron algunas medidas adoptadas por el Gobierno. “Dar poca flexibilidad para despidos, habrá actuado como amortiguador. De todas formas, creo que funciona con cierto rezago, se están empezando a ver cierres de comercio y retiros voluntarios recién ahora y eso se va a ver con más fuerza a partir de agosto”, señaló a Ámbito Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, quien concluyó: “Por otro lado, las empresas que no pudieron despedir, posiblemente no recontraten porque tienen trabajo atesorado, así que los números de desempleo serán altos todo el año”.
Fuente: Ambito
Martes, 11 de agosto de 2020
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