Policiales Robos, vandalismo y amenazas, el día a día de los comerciantes en la zona del Perrando
Los damnificados no dudan en calificar el lugar como una “zona liberada”. Incluso los transeúntes se refugian en los locales para evitar ser asaltados. Los testimonios recogidos por NORTE reflejan hechos ocurridos en los últimos meses.
Gabriela y Oscar (empleados de una farmacia)
"Los trapitos son un grave problema. Están todo el día en la vereda, pero a la tarde noche se pone peor porque se juntan en grupo y molestan a la gente cuando pasa o cuando quieren entrar o salir de la farmacia. Siempre les piden algo, que 10 pesos, que 20, que 50, y si no les dan se ponen peor. Hemos tenido casos de clientes, mujeres, que nos han pedido que las acompañemos hasta el auto porque tienen miedo. Y cuando atendemos a la noche a través de la ventanilla, muchas veces gente que está por ser asaltada se acerca corriendo y nos tira hacia adentro sus carteras o billeteras. Afortunadamente a nosotros no nos han robado, pero si nos han roto muchas veces vidrios, al menos cuatro, y cada recambio es muy caro. También rompieron las barras de la alarma durante una pelea que comenzó en la vereda y se terminaron metiendo”.
Vidrios rotos, cosa de todos los días en la zona del Perrando. Los comerciantes ya se cansaron de reponerlos. Javier (propietario de una óptica)
“Hace unas semanas me quedé una noche trabajando y comencé a escuchar ruidos. Me di cuenta que estaban forzando las rejas y decidí salir a enfrentarlo a este chico, que es uno de los trapitos. Lo saqué por la fuerza y le dije que se fuera inmediatamente. Si yo no hubiera estado en el local seguro que me robaba muchísimas cosas y muy valiosas. Lo peor es que al otro día me lo encontré otra vez en mi vereda. Le dije que se fuera, que no lo quería cerca del local después de que intentó robarme, y él negaba todo, estaba completamente drogado. Y ahí sigue estando, siempre, como si nada”.
Pablo (propietario de una pizzería)
“Vivo con miedo por las amenazas. Entran a pedir comida, generalmente cuando tenemos sobras se les da, pero hay veces que no tenemos y se ponen violentos y nos amenazan a todos, que me van a prender fuego el local, que me van a romper los vidrios, que me van a prender fuego la moto. Hace pocos días uno de ellos nos robó un celular del mostrador, el teléfono era muy importante para nosotros porque tenemos todos los contactos de la pizzería. Llamé a la policía pero demoraba mucho, por lo que salimos nosotros a buscarlo. Ese día este chico fue hasta la farmacia y rompió un vidrio cuando lo estábamos por agarrar. Es así todos los días, es cansador para nosotros. Yo quiero, exijo, que haya policía en la zona, que haya caminantes que pasen permanentemente, porque lo que falla acá es la prevención. De qué me sirve una reja si me prenden fuego el local. Y los tipos están ahí, me los cruzo siempre, es indignante. Encima a las nueve de la mañana ya se los ve tomando alcohol, y después empiezan con las drogas. Para el mediodía están dados vuelta”.
Yamil (propietario de una hamburguesería)
“A mi me robaron todos los reflectores, nos dejaron a oscuras. Un día me aflojaron las rejas pero esa vez no pudieron entrar, aunque si hace poco me robaron el celular de adentro del local y también, como el vecino, tuve que salir yo a recuperarlo. Tengo frecuentemente amenazas, que me van a incendiar el local, que me van a robar la moto o que van a cagarme a puñaladas si no les doy lo que piden”.
Daniel (propietario de un negocio gastronómico)
“Hace un año estoy alquilando en el barrio, y ya me robaron diez veces. En verdad fueron cinco robos y cinco intentos, además de las amenazas como a todos. Una vez entraron y agredieron a mi señora, ella se defendió como pudo. Y hace pocos días me rompieron el vidrio en una pelea, y todavía no lo pude reponer porque realmente es muy caro para solventarlo”.
Ariadna (propietaria de una boutique femenina)
“Estando embarazada de ocho meses un día entró uno de estos chicos por un ventiluz del baño del local. Yo estaba con una clienta y escuchamos unos ruidos, de repente se abre la puerta de atrás y sale este muchacho, estaba completamente perdido y drogada y me amenazaba y pedía plata. Era violento y tenía mucha fuerza, realmente me asusté tanto que pensé que paría ahí mismo. En un momento vi que cruzó por el frente el encargado del edificio y le grité, el hombre entró y el trapito se fue para el fondo para intentar salir por el mismo ventiluz por el que entró, que tiene no más de 35x35, pero esta vez no pudo y el vecino lo terminó sacando a empujones. Ese chico está siempre en esta cuadra, la policía nunca lo lleva a pesar de los reclamos. También me han robado varias veces los reflectores, dos veces lo denuncié pero nunca tuve respuestas, otras tres veces ya ni me molesté en ir a la comisaría, no tiene sentido”.
Gustavo (propietario de una panadería)
“Como a varios acá, me robaron los reflectores. Es algo que nos pasó a todos al menos una vez. Evidentemente es lo que más rápido pueden vender para conseguir plata y comprar droga. Hice la denuncia pero no pasó nada”.
Florencia (propietaria de una verdulería)
“Hace pocas noches, un trapito que siempre anda por la cuadra entró al local y robó un cuchillo, uno de esos grandes que usamos para cortar zapallos. Amenazó a quien estaba atendiendo y se fue. Al otro día este chico estaba borracho y drogada, se sentó frente al negocio y se empezó a cortar los brazos. Llamé a la policía y no vino. Después le pregunté a los policías por qué no se lo llevaron a ese chico y me dijeron que cada vez que lo levantan hace lío y provoca desmanes en la comisaría, por lo que es complicado para ellos. A lo sumo vienen y le piden que se vaya, pero después vuelve. Lo que yo noto de este último tiempo es que se han puesto más intensos y más violentos, los trapitos ya no respetan nada. Incluso contraté seguridad para la tarde y noche, y una vez uno de ellos me amenazó advirtiéndome que iba a esperar hasta que se fuera el seguridad y me iba a agarrar”.
Roxana (propietaria de un maxiquiosco)
“Hemos tenido varios robos y asaltos. Además tenemos muchos problemas con una trapito que siempre entra al quiosco y exige que le demos bebidas alcohólicas, y como nos negamos ella va y las saca de las heladeras. Muchas veces discutimos y se pone violenta, en este tiempo nos rompió dos computadoras y otras cosas del local. En la comisaría me dijeron que no pueden hacer nada porque al parecer es un a paciente del servicio de Salud Mental del Hospital, y es inimputable”.
Anita (propietaria de un local de ropa)
“El caso más reciente fue el 31 de diciembre a la madrugada, rompieron tres candados y me reventaron la reja y la puerta. Se llevaron todo, me desvalijaron por completo, perdí más de 200.000 pesos en prendas de vestir. Evidentemente tenían algún medio de movilidad y logística, no creo que este robo haya sido cometido por los trapitos, pero si que ellos son los que informaron todo sobre el local, porque incluso se llevaron cosas que estaban más ocultas, sabían donde buscar. Además ya en todo el tiempo que llevo alquilando me han roto varias veces la vidriera y forzado las rejas, pero solo manoteaban lo que había cerca. Por eso fue reforzando las medidas de seguridad, pero no alcanza, siempre tienen tiempo para violarlas, por eso necesitamos mayor presencia policial”.
FOTOS: JORGE “PUNKY” FLORES.
Fuente: Diario Norte
Lunes, 27 de enero de 2020
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